viernes, 23 de diciembre de 2016

Sillas Vacías



Empiezan los preparativos, 
cual será el menú de la cena
y en que lugar nos reuniremos.
Y aparece la pregunta inevitable:
Cuantos somos este año?
Y en la respuesta aparecen implícitamente:
"Las Sillas Vacías"
de las personas que no están…
Las que están lejos y que la vida llevo por otro camino,
las que eligieron no estar y las que algún tipo de Dios se llevo a su lado...
Y aparece la tristeza, las sillas vacías duelen…
Entonces es cuando más necesito
ese abrazo que cobija, que protege, que es prolongado…
y que lamentablemente no va a llegar…
Entonces me doy cuenta que extraño esa sonrisa,
esas conversaciones, esa complicidad que teníamos,
esa mano dispuesta a ayudarme siempre, esa compañía…
Los ojos se me llenan de lágrimas y duele mucho,
muchísimo, pero es la realidad y hay que aceptarla,
suspiro profundo y cierro mis ojos
como queriendo que ese aire
llegue hasta esa persona que me falta,
abro mis ojos y giro la cabeza
y lo que veo son las "Sillas Ocupadas":
son las personas que me aman y que yo amo...
¡Y entonces sonrió!
Así es la vida y así voy a brindar el 24 y el 31
con lágrimas contenidas
por esas "Sillas Vacías"
y sonriendo desde el alma
por las "Sillas Ocupadas".
Alegre, si alegre, a pesar de la tristeza,
porque estar alegre no necesariamente es estar feliz .
La alegría es una emoción que termina cuando el buen momento finaliza.
La felicidad es otra cosa, es un estado del alma.
Ser feliz, es estar en paz, pleno
sabiendo que estoy recorriendo el camino correcto,
el que coincide con el sentido de mi vida,
el de mis temores y mi coraje,
mis virtudes y mis defectos,
mi camino, el que yo elegí,
un camino en el que hice todo lo que pude y más…o no tanto
Brindaré por los que no están y brindaré incondicionalmente por los que si están,
y disfrutaré de quien soy y de lo conseguido porque no todos tienen esa dicha.